Curiosa fotografía en la calle Karkalutxea de Burgui datada el 21 de septiembre de 1975 en la que se aprecia un arco con flores y una pancarta en la que se puede leer: «Valerio, la juventud de Burgui pide por ti. Tú, pide por ella». Corresponde a la fecha de ordenación como sacerdote de Valerio Baines Sanz, de Burgui. En la fotografía, Francisco Fuertes y sus nietas Virginia y Angelines. Fotografía cedida por Ricardo Fuertes.
Al borde de un farallón cortado a pico, a 1.294 metros de altitud, se alza en tierras de Salvatierra de Esca la ermita de la Virgen de la Peña. Este fin de semana los cofrades de San José han vuelto a ocuparla con retiro y romería. Son herencia viva de una tradición documentada en 1521 como una conciliación de la Iglesia en conflictos pastoriles que causaron varias muertes. Cuenta con miembros vecinos de Salvatierra y Burgui, a ambos lados de la muga entre Aragón y Navarra, y es que hubo una época en la que los burguiarres fueron aragoneses por mor de la política matrimonial y los salvaterranos navarros por la fuerza de las armas.
Imagen ermita Virgen de la Peña. Fotografía: Juan Antonio Recari Elizalde
En 1338 casa Pedro IV de Aragón con la infanta María de Navarra, hermana del futuro rey Carlos II, conocido como ‘El Malo’. Ya que la dote no se satisface en efectivo hay una serie de poblaciones navarras que pasan a depender del aragonés como garantía hipotecaria, y entre ellas Burgui.
Por otra parte, guarda el Archivo General de Navarra documentación precisa de la semana larga que Carlos II de Navarra pasó en Salvatierra en julio de 1362. Estaba entonces en guerra contra su excuñado Pedro IV y Juan Testador, maestre de escudería, va a recibir 20 libras de gratificación por poner el pendón real de Navarra en los castillos de Ruesta y Salvatierra. Así, el 2 de agosto de 1362 Miguel Sánchez de Ursúa, caballero y maestro de ballesteros, reconoce haber recibido del tesorero del reino 4 ballestas grandes de torno y 20 de estribera para la defensa de los castillos de Ruesta, Salvatierra y Burgui.
Superadas querellas viejas hoy desde la Virgen de la Peña se disfruta de un paisaje esplendoroso en el que como novedad destaca el perfil del viaducto inmenso y acabado que salva Sigüés para la Autovía del Pirineo. Es bueno conocer la historia pero es mejor usarla como puente que no como foz. Guste o no, toca convivir y ahí los cofrades ofrecen un testimonio especial en el que dentro de seis años celebrarán cinco siglos de entendimiento.