Archivos Mensuales / abril 2016

Justo Domínguez Pascualena

Posted Posted by La Kukula in CURIOSIDADES     Comentarios 2 Comments
Abr
10

Me llamo Justo Domínguez Pascualena.

Nací en Burgui el 6 de agosto del año 1907, a la una de la madrugada, hijo de Ubescenlao Domínguez, de Burgui, y de Venancia Pascualena, de Ochagavía.

Mis abuelos paternos fueron Felipe Domínguez y Mª Paula Zabalza, los dos de Burgui. Y los abuelos maternos José Pascualena y Agustina Larrat, ambos de Ochagavía.

Me crié en la casa llamada del Hojalatero, aprendiendo los mismos oficios que mi padre, barbero y hojalatero, aunque también trabajé ocasionalmente en tareas de la madera. Por mi inquietud personal, colaboré todo lo que pude por el progreso del pueblo. Con ayuda de otros compañeros, promovimos la plantación de los pinos en Sitxea, dando trabajo a muchas personas.

Cuadrilla de Burgui, antes de estallar la Guerra Civil. En rojo, Justo.

Cuadrilla de Burgui, antes de estallar la Guerra Civil. En rojo, Justo.

Al estallar la Guerra Civil en 1936, y por ser republicano convencido, el entonces alcalde de Burgui, Lorenzo Baines, nos alertó del peligro de nuestra detención a varios vecinos del pueblo, por lo que tuvimos que huir a Francia, de noche, por el monte, sin culpa. Dejando atrás nuestra vida, nuestro trabajo, nuestros seres más queridos.

Estuvimos varios días escondidos en el abetal de Basari y nos unimos días más tarde a unos de Ansó. Juntos íbamos hacia Jaca cuando nos topamos con un camión de requetés, manteniendo un tiroteo con las únicas dos escopetas que portaban los de Ansó. En el enfrentamiento, a un tal Culeron de Ansó le dieron un tiro en las nalgas.

Salimos corriendo como pudimos y nos refugiamos durante unos días en Sasi. Se decidió mandar a Burgui a Saturio, de casa Moreno, para ver cómo estaba el panorama. A Saturio pronto lo detuvieron varios vecinos de Burgui, aunque tuvo suerte y no le hicieron nada. En vista de que no volvía el mensajero, y ante la incertidumbre por la falta de noticias, decidimos emprender el exilio hacia Francia, entrando por Cataluña.

En Francia fui hecho prisionero en 1940 por las tropas alemanas, en la II Guerra Mundial, siendo deportado al campo nazi de concentración de Mauthausen en Austria. Fui liberado tras finalizar la II Guerra Mundial, un 5 de mayo de 1945. Siendo un hombre fuerte, salí del campo nazi con 44 kilos de peso. No puedo describir el horror y la crueldad a la que puede llegar el ser humano en guerra.

Residí durante varios años en París, en el Hotel Ballet. En una ocasión un grupo de antiguos exiliados a Francia nos acercamos a la muga en Belagua, donde pudimos reencontrarnos con nuestras familias de Burgui. Ese día acudió mi hermano Fernando, a quien pude volver a abrazar. Nunca más volví a estar tan cerca de mi pueblo que tuve que abandonar en 1936.

Encuentro de exiliados con sus familiares en la muga cerca de Belagua. En rojo, Justo.

Encuentro de exiliados con sus familiares en la muga cerca de Belagua. En rojo, Justo, y detrás de él, su hermano Fernando.

En 1948 embarqué en Marsella en el barco llamado Florida rumbo a Argentina, donde ya vivían mi hermana  Genoveva, casada con Francisco Elizalde, también de Burgui, de casa Carpintero.

Llegué un 30 de diciembre de 1948 contando con 41 años de edad.

Me casé por poderes con Amparo Garate Orduna, también de Burgui, de casa Balbutxarra, quien llegó a Argentina poco más tarde. Y allí residimos junto con Genoveva y Francisco, y sus hijos.

Ya en Argentina, Justo con su mujer Amparo, viviendo con su hermana Genoveva, su marido e hijos.

Ya en Argentina, Justo con su mujer Amparo (agachada, a la derecha), viviendo con su hermana Genoveva, su marido e hijos.

Ejercí la profesión que aprendí en Burgui con mi padre, peluquero, y fallecí en General Roca, provincia de Río Negro (Argentina) el 5 de marzo de 1977, sin hijos y con 70 años de edad.

Esta es, resumida, la vida de Justo Domínguez Pascualena, con sus aventuras y desventuras. Otro vecino de Burgui, Dalmacio Lacasta Glaría, también fue deportado el 24 de mayo de 1944 al campo de concentración de Neuengamme, en Alemania.

Desde el Colectivo Cultural La Kukula hemos querido rescatar sus nombres del olvido y del anonimato para, al menos, reconocer el  sacrificio, el sufrimiento y la angustia que tuvieron que vivir por huir de una guerra civil, abandonando sus seres más queridos, y acabar siendo presos de una guerra mundial, por el único delito de ser trabajadores con una ideología republicana.  Las guerras civiles no enfrentan a países, sino a vecinos, familias e incluso amigos.

Nota: la información referida de Justo Domínguez Pascualena es verídica y ha sido obtenida de diferentes fuentes y testimonios. En caso de disponer de datos adicionales, contacta por favor con nosotros a través del email info@lakukula.com Muchas gracias.