Archivos Mensuales / junio 2021

De fonda Lampérez a fonda Larequi

Posted Posted by La Kukula in HISTORIA     Comentarios 1 Comment
Jun
23

Figura documentado que ya a finales del siglo XIX existía en Burgui un hospedaje conocido como «Fonda Lampérez» en la casa del mismo nombre y que estuvo regentado por Antonio Lampérez. Con el paso del tiempo este establecimiento tuvo diferentes propietarios que cambiaron su nombre, siendo denominado después fonda Larequi y finalmente fonda Ayerra.

En este boletín vamos a centrarnos principalmente en los orígenes de la fonda, más inciertos y menos documentados, y en su etapa como fonda Larequi, dados los numerosos documentos, fotografías y testimonios a los que hemos tenido acceso. Dejamos para un boletín posterior la última etapa como fonda Ayerra, de la que también disponemos de numeroso material.

Casa Lamperez comprendía en aquella época los edificios que actualmente ocupan la antigua fonda Ayerra con su patio y las viviendas de los hermanos Sanz Zabalza con su huerto. Era por lo tanto una casa de grandes dimensiones con amplios espacios que concedían servicios adicionales al establecimiento.

Vista del pueblo de Burgui con casa Lampérez en el centro con patio y huerto hacia años 30

Sabemos que el tal Antonio Lampérez, cuyo apellido familiar da nombre a la casa y a la fonda inicial, nació hacia 1840 y que se casó en segundas nupcias con María Alastuey el 14 de julio de 1891. Ya viudo, falleció en 1920 a los 80 años de edad.  Ya en 1886 figura regentando una abacería, una especie de tienda donde se venden al por menor productos no perecederos como aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao…Con mucha seguridad existiría también ya el negocio de la fonda en la vivienda, desconociendo su origen. En 1908 gestionaba también con otros el molino harinero, así como una de las cuatro tiendas de comestibles.

En el Libro de Matrícula de la Parroquia de Burgui del año 1908 figuran viviendo Antonio Lampérez (unos 70 años, ya viudo de María Alastuey) con Sebastiana Urzainqui Recari (23 años), Cándida como «criada» y Pascual Ramón Alastuey (posiblemente familiar de María). Y un año más tarde en 1909 se añade al censo de casa Lampérez un nuevo miembro, Guillermo Larequi (33 años). De Guillermo y Sebastiana sí que tenemos más información si bien desconocemos qué relación les unía con Antonio Lampérez. Tal vez siendo viudo y sin descendencia, con un comercio de tienda y seguramente ya de fonda, era práctica habitual en aquella época que donaran sus bienes a una persona o matrimonio a cambio de que se hicieran cargo de él hasta su muerte, e incluso podría haber algún vínculo familiar entre ellos que desconocemos.

Guillermo Larequi Hualde, nació en Burgui en 1876 posiblemente en casa Larequi o Bidangoztar, falleciendo en Burgui el 24 de septiembre de 1929 a los 53 años de edad. En 1916 figura como alcalde. Sabemos también que emigró durante unos años a Chile y Venezuela, regresando con cierta fortuna.

Sebastiana Urzainqui Recari, nació en Burgui en 1885 en casa Mastuzarra, hija de Domingo Urzainqui Garate y Sebastiana Rosalía Recari Glaría, falleciendo el 17 de mayo de 1955 a los 70 años de edad.

Sebastiana Urzainqui Recari y Guillermo Larequi Hualde

Guillermo y Sebastiana regentaron por lo tanto los negocios de la tienda y fonda de casa Lampérez, conviviendo con el propio Antonio Lampérez hasta su fallecimiento en 1920. A lo largo de los años tuvieron siete hijos: Eugenio; dos niñas gemelas, María de Sancho Abarca y María Antonia de Sancho Abarca, que fallecieron en los primeros años de vida; Mario; Máxima; Antonio y María Socorro.

Hay que indicar que la Virgen de Sancho Abarca se encuentra en Tauste y que era muy venerada por los pastores trashumantes roncaleses. Sebastiana, la madre, era nacida en casa Mastuzarra, con una importante tradición ganadera y trashumante, muy relacionada por lo tanto con dicha advocación.

Hermanos Larequi Urzainqui: Eugenio con gafas, Máxima, Mario, Antonio y María.

A lo largo de los años figuran varias criadas en el censo de casa Lampérez, personal por lo tanto al servicio del negocio viviendo de forma habitual en la propia casa. Así, nos encontramos a Cándida (1908), Nicolasa Turrillas e Inocencia Espiga (1912), Ursula Castillo (1913), Isidora López (1915), Lucía Miano y Bernardina Arrese (1917) o Margarita Bueno (1918).

La fama de Sebastiana como cocinera era muy reconocida y apreciada. Hay constancia de que hacia los años 20 Guillermo y Sebastiana alquilaron la fonda a una familia de Isaba y se trasladaron todos a Pamplona, donde regentaron el conocido restaurante Europa. Sin embargo, Guillermo enfermó y regresaron de nuevo a regentar su propio negocio de tienda, fonda y restaurante en Burgui.

Guillermo fallece en el año 1929 y al frente de los negocios se queda Sebastiana con la ayuda de los hijos y las sirvientas que va contratando a lo largo de los años.

El documento más antiguo relacionado con esta nueva época está datado en Burgui el 7 de junio del año 1941 pero sin embargo nos da información de años anteriores. En él, Sebastiana Urzainqui como propietaria de la fonda instalada en la calle Mayor nº 44 y en cumplimento de la orden del Ministerio de la Gobernación de abril de 1939 declara bajo juramento que desde el año 1900 funciona la expresada fonda y que en el año 1939 se dio cumplimiento a la referida orden en solicitud de ser incluida en la categoría que le corresponda y que los precios en pesetas que regían el 16 de febrero de 1936 eran los siguientes:

Desayuno, 0,75; almuerzo, 5,00; cena, 5,00; cena cama, 8,00; cama, 2,00; pensión completa, 9,00.

Imagen de la fonda de casa Lampérez en su fachada hacia la plaza del pueblo de Burgui

Unos años más tarde, el 6 de febrero de 1948 se le concede autorización a Sebastiana Urzainqui para ejercer la industria de hospedería como «posada» disponiendo de 15 habitaciones, una capacidad de 25 personas y siendo los precios de 4 pesetas por habitación, 12 pensión completa, desayuno 1,5, almuerzo 8,00, comida 8,00, garaje 3,00. En otros documentos de esta época se hace referencia a «Posada Urzainqui» y no ya Lampérez.

El 17 de mayo de 1955 fallece Sebastiana Urzainqui Recari, a la edad de 70 años.

El 26 de junio de 1957 ante José Gabriel Erdozain Gaztelu, abogado y notario del Ilustre Colegio de Pamplona con residencia en Sangüesa, compareció Máxima Larequi Urzainqui, mayor de edad y soltera, sin profesión oficial y vecina de Burgui, para otorgar escritura de aceptación y manifestación de herencia. Expone que su madre Sebastiana falleció en Burgui el 17 de mayo de 1955 bajo su último testamento otorgado con fecha 18 de marzo de 1955 en el que «instituye heredera a su hija Máxima a quien impone la obligación de tener en la casa a sus hermanos Antonio y María Socorro, proporcionándoles alimento siempre que trabajen en su beneficio lo que les permitan sus fuerzas, dotándoles cuando tomen estado o salgan de casa voluntariamente y de un modo definitivo según las posibilidades de la misma». Expone también que los bienes objeto de tal testamento constan de «una casa sin número cuya fachada principal da a la calle Mayor, consta de planta baja y dos pisos, con un pajar, patio y un huerto, todo lo cual mide en una superficie de cuatrocientos setenta metros y cincuenta centímetros cuadrados. Linda por la derecha saliendo con paso público; por izquierda con plaza de la villa; y por su espalda con era de Juan Melchor Elizalde.

El 16 mayo de 1958 Máxima Larequi Urzainqui presenta solicitud ante la Junta de Catastro de Burgui para que si es conforme se le de de alta en el ejercicio de «café público» ocupando para ello un local de la casa número 44 de la calle Mayor del pueblo de Burgui.

De izquierda a derecha, Máxima, María, ¿? y Antonio Larequi Urzainqui en balcón, 1958.

El 16 de febrero de 1960 Teodosio Iglesias Alvarez,  Inspector Secretario de la Junta Municipal de Sanidad de Burgui, certifica haber sido requerido por la señorita Larequi para hacer una visita de inspección, resultando que dicha posada se encuentra en perfectas condiciones higiénico sanitarias para seguir dedicándose a la industria que posee.

El 22 de febrero de 1960, Máxima Larequi solicita al Director General de Turismo que habiendo fallecido su madre Sebastiana propietaria de una industria de hospedaje sita en la casa nº 44 de la calle Mayor de Burgui y calificada como posada y teniendo el proyecto de continuar con el ejercicio de la misma, ruega se sirva concederle la oportuna autorización clasificando al efecto su industria en una de las categorías establecidas en la Orden Ministerial de 14/06/1957. En otros documentos de esta época se hace ya referencia a «Posada Larequi» adoptando el apellido familiar.

El 16 de marzo de 1960 el Gobernador Civil de Navarra dirige escrito al Delegado de Información y Turismo  por el que «de conformidad con lo interesado en su atento escrito de 29 de febrero pasado tengo el honor de participarle que Dña. Máxima Larequi Urzainqui, a quien se refiere en el mismo, según me informa la Guardia Civil, es persona de buena conducta en todos los aspectos, carece de antecedentes político-sociales y está considerada como adicta al actual Régimen, dedicándose en la actualidad, en unión de una hermana y un hermano, a la explotación de una industria de hospedería en Burgui».

El 18 de marzo de 1960 se redacta por la Dirección General de Turismo, dependiente del Ministerio de Información y Turismo, un informe técnico sobre el hospedaje denominado «Posada Larequi», sito en el número 44 de la calle Mayor de Burgui, a petición de Máxima Larequi Urzainqui, propietaria  del hospedaje. Indica que se trata de un emplazamiento céntrico, al pie de la carretera general a Pamplona. Funciona a régimen de pensión completa, con entrada y vestíbulo ancho, con pasillos de un metro de anchura y recepción situada en la primera planta. Añade que dispone de tres comedores: dos de una mesa extensible capaces cada uno para nueve personas y el otro de tres mesas para cuatro personas. Disponen los comedores de sillas y mesas de madera, suelos de baldosa, paredes a la cal los dos primeros y al óleo color ocre el tercero. Todos en la planta primera y con luz eléctrica corriente. En dicho informe se indicaba que «es una de las casas acreditadas en la región por su buena mesa».

No dispone de «salón» como tal pero sí de un «patio y huerta con arbolado y flores, de unos 290 metros cuadrados cada uno».  El hospedaje cuenta con diez habitaciones todas exteriores y muy amplias, con camas, mesillas, armarios y sillas de madera, modernas. Suelos de madera lustrada, paredes y techos a la cal, luz eléctrica y sin agua corriente. Existe un baño en la planta primera con water y lavabo.

Dispone el establecimiento de un teléfono general con el número 7. El informe recoge también la calidad del mobiliario como corriente en buen estado; cubertería, abundante y plateada; alfombras, corrientes; cristalería, corriente; lencería, de algodón y crepe; buenos colchones de lana del país; visillos, corrientes; camas de madera modernas; somieres metálicos; muebles armarios de luna y en buen estado.

Mario Larequi Urzainqui con motocicleta en patio de casa Lampérez, ya posada Larequi.

Respecto a la cocina, se encuentra en la planta primera, es muy amplia y bien ventilada. Dispone de fregadera y cocina adosada del tipo de las «económicas». Suelo de baldosa, zócalo de azulejo blanco hasta una altura de 1,20 metros, el resto de las paredes y el techo a la cal blanca. Cuenta con batería abundante de porcelana y aluminio reforzado. Se indica también que existe una bodega en el sótano.

La calidad de la limpieza general es buena, con suelos encerados y bien fregados. La calidad de los servicios se cataloga como «muy buenos», siendo dos hermanas las que prestan los servicios en el hospedaje de forma habitual toda la jornada y con experiencia hotelera.  El alojamiento permanece abierto todo el año y utilizan principalmente el hospedaje transportistas y viajantes de comercio. En tiempos de almadías Burgui era parada de etapa por lo que trabajaban también mucho con los almadieros. Es sabido además que al menos desde el año 1931 estuvo alojado un huésped del propio pueblo, José Recari Pérez, de casa Txinko, hasta que falleció de forma repentina en 1954.

El inspector diplomado hace constar como otras características a señalar «patio y huerta amplísimos» y finaliza el informe describiendo la clasificación que merece este hospedaje como «casa de huéspedes» a juicio de quien suscribe el informe, de firma ilegible.

María Larequi Urzainqui posando con traje de roncalesa junto con un vehículo Ford

El 3 de junio de 1960 se recibe informe técnico del delegado provincial del Ministerio de Información y Turismo, Jaime del Burgo, por el que se concede al establecimiento la categoría de «casa de huéspedes».

El 23 de febrero de 1961 se produce la venta de una parte del edificio y el patio por parte de Máxima Larequi  Urzainqui a los compradores Petra y Gregoria Salvador Ustés, hermanas, y a José Ayerra Gárate, marido de Gregoria, a partes iguales, que continuarán con el negocio de fonda y restaurante, a la vez que abrirán el Bar La Alegría en los bajos de la casa. La otra parte del edificio, junto con el huerto, fue adquirida por los hermanos Sanz Zabalza, de casa Larrambe, para su conversión en viviendas.

Las hermanas Máxima y María Socorro, ambas solteras, se trasladaron tras la venta a Zaragoza y abrieron la fonda La Navarra, en la zona del Portillo, alcanzando también en la capital aragonesa una fama de cocineras de categoría. En dicha fonda, como recuerdo a sus orígenes, lucía una vidriera con el escudo del Valle de Roncal.

Del resto de hijos, Antonio permaneció en Burgui al casarse con Leonila, de casa Gambra. Por su parte, Eugenio (tocaba el piano y era organista de la iglesia de Burgui) se casó con María Gárate, de casa Portalatín, y fijaron su residencia en Pamplona. Y finalmente Mario, se casó con Angelita Echeverría Mezquíriz, maestra que estaba destinada en Burgui y hospedada en la propia fonda, lugar donde se conocieron si bien acabaron viviendo en Barcelona.

Agradecemos la documentación e información facilitada por Antonio María y Mayte Larequi, descendientes de la familia, así como a todas aquellas personas que nos han compartido sus recuerdos para poder elaborar este reportaje. Del mismo modo, nuestro agradecimiento al Archivo Contemporáneo de Navarra por facilitarnos el acceso a los diferentes documentos que conforman el expediente de este alojamiento.