El batán de Isaba
La historia de la indumentaria roncalesa en Isaba lleva asociada a si misma la historia del viejo batán, un edificio que alojaba en su interior una estructura y una maquinaria de funcionamiento hidráulico que servía para batanear las prendas de lana, es decir, que mediante un sistema de golpeo rítmico con unas grandes mazas sobre el paño mojado se conseguía darle a este la flexibilidad adecuada como para manipularlo y confeccionar prendas de vestir exentas de la rigidez propia que conlleva su confección.
Todo hace indicar que en Isaba siglos atrás había más de un batán, pues los documentos antiguos lo citan en plural, e incluso un documento de 1646 especifica claramente que en la villa de Isaba había dos batanes, pero en la actualidad únicamente conocemos el que estaba junto al molino viejo. Se encontraba en el Camino Real de Belagua (actual carretera de Belagua), a tan sólo medio kilómetro del pueblo. Se ha conservado el edificio hasta hace muy poco, y parte de la conducción de agua que comunicaba el río con este edificio. La explanada que está delante del antiguo batán todavía hoy conserva el topónimo de Llano del batán.
Las ordenanzas municipales de la villa de Isaba del año 1700 indicaban expresamente que “el molinero que fuere en los molinos y batanes de la dicha villa sea obligado de batanear los paños de los vezinos, y si acaso se le provare que batana paños de fuera de los vezinos de la villa, siempre y todas las veces que se le provare haver batanado tenga la pena de dos ducados por cada vez; y tambien tenga la misma pena qualquier vezino o vezina que hiciere batanar paños de fuera como si fueran suyos; y caso de que se perdiere algún pedazo de paño después de que se le entregase al tal molinero, tenga obligación de buscarlo, y darle a su dueño; y también, si los paños estando en batanes tuvieren algún daño, que también sea obligado a pagar el daño, pues por su falta, y por no tener cuidado recivió tal daño”.
De la lectura de esta ordenanza cabe deducir que la misma persona que atendía el molino atendía también el batán. Y ello queda claro en las condiciones que estableció el Regimiento (Ayuntamiento) de Isaba cuando en 1646 se adjudicó a Domingo Tapia el arriendo de los dos molinos y de los dos batanes.
A principios del mes de febrero de 2003 el tejado de este viejo edificio se hundió a causa del peso de la nieve, acrecentando con ello su avanzado estado de ruina. A partir de ese momento el edificio se ha ido deteriorando hasta llegar a desaparecer.
Arquitectónicamente ya no es posible recuperarlo, pero lo que sí podemos evitar que se pierda es su memoria, la memoria de quienes un día le dieron vida, y este pequeño artículo quiere empezar a contribuir a ello.